La Hermandad de la Virgen del Rosario de Herrera se vistió ayer de gala para la celebración del Corpus Christi. Lo hizo mediante el montaje de su particular altar, a las puertas del Ayuntamiento, gracias a la colaboración del propio Consistorio herrereño, así como a vecinos del municipio y hermanos de la Hermandad. Y es que, debido a la pandemia, por segundo año consecutivo se tuvo que suspender la procesión del Corpus, aunque sí tuvo lugar la función religiosa en la Parroquia de Santiago El Mayor.
El Corpus Christi es una de las festividades de la Iglesia Católica más importantes, donde se celebra la presencia de Cristo en la eucaristía. Se trata de recordar la institución de la eucaristía, que tuvo lugar en el Jueves Santo, durante la Última Cena.
El origen de la festividad se remonta hasta el siglo XIII, en Bélgica, para ser precisos en la ciudad de Lieja, donde el obispo aceptó la solicitud de una religiosa, Juliana de Cornillon, que quería celebrar el Sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo en una fecha ajena a la Semana Santa. Esta última, priora en el Monasterio de Mont Cornillon, afirmaba que, desde su juventud, Dios le había instruido para que un día ella pudiera establecer la festividad del Cuerpo de Dios.
Así fue como el director espiritual de la santa, el canónigo John de Lausana, apoyado por numerosos teólogos, hicieron la petición al obispo, Roberto de Thorete, para celebrar la fiesta en honor al Corpus Christi. El visto bueno llegó en 1246, estableciéndose como fecha el primer jueves de la Octava de Pentecostés.
Es por ello por lo que el Corpus Christi no se celebra siempre el mismo día. El día de la celebración siempre era en jueves pero, a partir de 1990, al dejar de ser festivo este día, se trasladó la festividad al domingo.